Crece Capítulo 2: Cómo Conquistar Los Pensamientos Impuros – Para Mujeres
Muchos cristianos se desaniman porque no pueden vencer los hábitos impuros. Lo que no saben es que están peleando la batalla equivocada. Los hábitos impuros son un subproducto de los pensamientos impuros, y sólo cuando se gane la batalla en el área de los pensamientos habrá esperanza de victoria en las acciones.
DA INICIO A UNA GUERRA QUE ESPERAS GANAR
La mayoría de los cristianos dan por sentado que la guerra contra los pensamientos impuros está perdida, y esperan que al tratar de oponerse a tales pensamientos puedan reducir el número de derrotas. Este enfoque no sólo le da a Satanás un punto de apoyo, sino que también destruye la base misma de la disciplina y la dedicación que Dios pide en las Escrituras. “No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien, muéstrate siempre celoso en el temor del Señor. Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.” (Proverbios 23:17–18).
“Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre” (Hebreos 12:3–4).
“… quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:6-7).
PAUSA: ¿Cuáles son algunos de los pensamientos con los que luchas que conducen a hábitos controladores y acciones incorrectas? (necesito comida para sentirme cómoda, tengo que esforzarme más, no soy lo suficientemente buena, dudo que alguna vez lo sea, simplemente no puedo evitarlo, yo soy así, etc.)
No es de extrañar que Satanás no huya cuando tratamos de resistir pensamientos impuros. Él sabe que después de uno o dos intentos obtendrá la victoria.
Resistir la impureza, el pensamiento tóxico y los hábitos de control implica un compromiso total de todo nuestro ser sabiendo que nuestra victoria ya ha sido ganada por Cristo en la cruz. Entramos en esa victoria cuando nos convertimos en cristianos.
56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Corintios 15:56-57 RVI)
Note que dice que la victoria no viene directo del Señor sino viene a través de nuestra asociación con Jesucristo NUESTRO Señor. Es personal. Llamar a alguien ‘Señor’ significa que tiene un gobierno absoluto sobre ti, que le has sometido todo. Sin asociarte con Él y darle todo el permiso no tendrás la victoria.
Hablemos de eso por un minuto. ¿Qué tan difícil es comprender ese concepto en el mundo de hoy? ¿Qué sentimientos evoca en ti cuando piensas en la posibilidad de que alguien tenga CONTROL COMPLETO sobre tu vida? Ahora hazte la pregunta, ¿cómo te está yendo, haciéndolo a tu manera?
Toma un momento para meditar en esta cita: “Me metí en la sala del trono de mi corazón con demasiado miedo de levantar los ojos para reconocer lo que he entronado allí; y de descubrir la identidad del dios que he empoderado. “
¿Qué o quién está en el trono de tu corazón?
Somos siervos de lo que nuestros corazones magnifican
Ora ahora y destrona deliberadamente todo lo que hay allí e invita a Jesús a ocupar ese lugar de señorío en tu vida.
REEMPLAZA LAS IMÁGENES SECRETAS DE LA GALERÍA DE TU MENTE
En el centro de los pensamientos impuros o pensamientos erróneos hay imágenes secretas en el fondo de nuestras mentes. Durante los momentos de tentación, revivimos estas imágenes y nos enfocamos en ellas.
Luchar para eliminar las imágenes generalmente no funciona, pero sobreponer imágenes de Dios sobre ellas, sí. La primera imagen vívida que deberíamos tener es la de Cristo siendo molido por nuestras iniquidades. La palabra iniquidad se usa con mayor frecuencia para referirse a la impureza moral. David oró, “Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado” (Salmo 51:2). Al confirmar la experiencia de nuestra propia salvación, debemos visualizar que nuestras iniquidades lo clavaron en la cruz y que Él murió con el propósito de liberarnos de la impureza.
“Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.” (Romanos 6:6). “Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes…” (Romanos 6:14).
ABRAZA LA JUSTICIA DE CRISTO NO LA TUYA
Jesús dijo en Juan 6:33 “Pero buscad primero el reino de Dios y su justicia”.
El engaño de Satanás es tratar de hacernos justos por nuestros propios esfuerzos. Haz el bien, haz el bien. Trabaja más duro para ser mejor. Luego, cuando fallamos, él usa la vergüenza para mantenernos separados de Dios, por lo que nos sentimos indignos de hablar con Dios. Y como resultado, el diablo es capaz de crear un ciclo de tentación y condenación que nos mantiene en perpetua derrota. Necesitamos saber que no lograremos ganar la batalla tratando de vencerla con nuestra mente y emociones. Cuando falles, haz lo contrario de lo que sientes y habla con Dios de inmediato. No esperes hasta que te sientas más justo. El engaño es creer que sentirse mejor consigo mismo equivale a que su relación con Dios sea mejor La verdad es que sólo eres justo debido a la gracia de Dios a través de Jesús. Dite a ti mismo: ‘Yo soy la justicia de Jesús. Soy justo porque Jesús me hace justo“. Y seguir adelante. Cuanto más hagas lo contrario de lo que sientes, más victoria experimentarás.
SÉ UN PENSADOR CONSECUENTE
La próxima serie de imágenes en nuestras mentes deberían ser las trágicas consecuencias en la vida de los hombres que, en las Escrituras, perdieron la batalla contra la impureza: Sansón con los ojos arrancados y David con una familia y un reino divididos. Entrena tu mente para pensar en los resultados reales en el caso de que nuestro pensamiento se convirtiera en acciones. Imagina las consecuencias de que se cumpliese lo que pensabas. Esto ayuda a formar un escudo protector alrededor de tu vida.
HAZ UN PACTO CON TUS OJOS
Uno de los hombres más justos que jamás haya vivido fue Job. Una clave de su integridad se encuentra en Job 31:1: “Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer.” La clave para controlar nuestra mente está en controlar nuestros ojos.
“El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz. Pero, si tu visión está nublada (con pensamientos sensuales hacia una persona), todo tu ser estará en oscuridad…” (Mateo 6:22-23). “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón… Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti.” (Proverbios 4:23, 25). Si nuestros ojos están bajo el control de Dios, debemos entrenarlos para ver lo que Él ve.
Cristo no nos mira por lo que somos, sino por lo que podemos ser a través de Él. Si vamos a pensar los pensamientos de Dios, tenemos que ver lo que Él ve y desear alcanzar lo que Él quiere para la vida de aquellos que conocemos. Tenemos la capacidad de visualizar cómo las personas más impías pueden convertirse en expresiones radiantes y hermosas de Cristo. Esto nos impulsa a orar por aquellos con quienes nos encontramos en lugar de mirarlos con lujuria. También nos tranquiliza cuando hablamos al respecto con otros, lo que construye la moderación piadosa que necesitamos en nuestros pensamientos.
Cuando visualizamos a una persona como hecha por Dios, amada por Dios, redimida por Cristo y hecha piadosa a través de nuestras oraciones, nos vemos obligados a tener en cuenta la Escritura cuando dice que cualquier cosa que le hagamos a esa persona se la estamos haciendo a Cristo. “… todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.” (Mateo 25:40).
DALE AL ESPÍRITU SANTO SU ARMA MÁS EFICAZ
Nuestra batalla contra los pensamientos impuros es mucho más que una lucha mental o física: es una guerra espiritual. “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” (Efesios 6:12). Tanto el Espíritu de Dios como Satanás necesitan la mente, la voluntad y las emociones de una persona a través de las cuales puedan expresarse.
Dios sabe que nuestras inclinaciones naturales nos traicionan fácilmente. Nos traicionan por los placeres engañosos, glamorosos y temporales que nos ofrece Satanás. Dios no quiere que sólo venzamos a Satanás; Él quiere que usemos la presión de la batalla como motivación diaria para transformar nuestras mentes a Su manera de pensar. Esto lo logrará el Espíritu Santo si le damos Su arma: “… la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). No sólo es importante resistir la tentación, sino que también es igual de importante prepararnos para la próxima tentación.
ELIMINA LAS DISPOSICIONES OCULTAS PARA LA DERROTA
La advertencia bíblica de “… no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.” (Romanos 13:14) es mucho más importante de lo que se cree. Cualquier provisión para la carne significa no sólo que esperamos fracasar, sino que en realidad estamos invitando a la tentación. Proveer posibilidades tentadoras para nuestras mentes despierta nuestras emociones y luego conquista nuestras voluntades. Dios ciertamente nos revelará aquellas cosas que hemos traído a nuestras vidas y que Satanás usa para nuestra derrota, cosas como imágenes, amistades o actividades impuras. Sólo cuando las eliminemos de nuestras vidas comenzaremos a ganar.
DATE CUENTA DE QUE GANAR UNA GUERRA SIGNIFICA LUCHAR MUCHAS BATALLAS
Muchos de los relatos de las Escrituras se nos dan como ejemplos de las batallas que enfrentaremos. (Véase 1 Corintios 10:6.) Hay un relato en particular que tiene mucha importancia para nuestra batalla contra los pensamientos impuros: Para recordarle al rey Joás las batallas que enfrentaría, el profeta Eliseo le dio unas flechas y le dijo que golpeara el suelo con ellas. Joás golpeó el suelo tres veces y luego se detuvo. Eliseo estaba profundamente decepcionado con el rey y le dijo que, si hubiera golpeado el suelo cinco o seis veces, habría sometido a su enemigo, pero como golpeó sólo tres veces, sólo tendría tres victorias (Véase 2 Reyes 13:14–19).
Las Escrituras están llenas de ejemplos y recordatorios de que necesitamos más determinación de la que creemos necesaria: “Si los que corren a pie han hecho que te canses, ¿cómo competirás con los caballos? ...” (Jeremías 12:5). “Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza“. (Proverbios 24:10) “… ¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora?… Estén alerta y oren para que no caigan en tentación…” (Mateo 26:40-41). “Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida” (Proverbios 23:18).
APRENDE A VIVIR EN EL TEMOR DE DIOS
Un cristiano sincero no puede disfrutar de pensamientos sensuales a menos que bloquee temporalmente la presencia de Dios de su conciencia. Si supiéramos que Dios está evaluando cada uno de nuestros pensamientos, rápidamente rechazaríamos los que son impuros, “… con temor del Señor se evita el mal” (Proverbios 16:6). Esto es precisamente el temor del Señor, ser consciente en cada momento de que Dios está mirando y sopesando cada una de nuestras palabras, pensamientos, acciones y actitudes. Los siguientes versículos deben aprenderse de memoria para que sirvan como recordatorios de la presencia de Dios:
- “… Tú eres el Dios que me ve …” (Genesis 16:13 NTV).
- ” Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos.” (Proverbios 15:3).
- “…para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.” (2 Corintios 5:10).
- “¿Acaso no oirá el que nos hizo los oídos, ni podrá ver el que nos formó los ojos?” (Salmo 94:9).
- “Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas.” (Proverbios 5:21).
- “… aún a la distancia me lees el pensamiento.” (Salmo 139:2).
- “No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.” (Salmo 139:4).
APRENDE LOS LÍMITES DE DIOS A LA CURIOSIDAD
La curiosidad indisciplinada es uno de los medios más poderosos de Satanás para derrotarnos en nuestros pensamientos. Dios nos ha dado un intelecto maravilloso, pero con él nos dio un límite: no debemos aprender los detalles del mal. Dios quiere que seamos “…sagaces para el bien e inocentes para el mal” (Romanos 16:19). Es significativo que el siguiente versículo, Romanos 16:20, se refiera a la victoria de Satanás en el Jardín del Edén cuando derrotó a Adán y Eva a través de su curiosidad. Dios nunca tuvo la intención de que aprendiéramos el mal con nuestra mente o a través de la experiencia, sino con el discernimiento de nuestro espíritu: “… sométanlo a prueba para ver si es de Dios…” (1 Juan 4:1). Cuanto más poderosos seamos en el Espíritu de Dios, mayor será nuestro discernimiento.
Un requisito previo para ser poderoso en espíritu es conquistar los pensamientos impuros. “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne…” (Gálatas 5:17 RVR). En la aplicación práctica, esto significa que debemos eliminar de nuestros ojos y mentes una gran cantidad de libros, revistas, programas de televisión, películas, páginas de Internet y discusiones que apelan a los deseos de la carne.
UTILIZA LAS TENTACIONES COMO “TRAMPOLINES” HACIA LAS REVELACIONES ESPIRITUALES
Las tentaciones a menudo se basan en necesidades humanas legítimas. Satanás nos impulsa a suplir nuestras necesidades a su manera, pero Dios nos llama a entregarle nuestras necesidades y a confiar en que Él las satisfará en Su tiempo y a Su manera.
Por lo tanto, debemos convertir cada tentación en una señal para pedirle al Señor la Escritura o la revelación que Él quiere que citemos en respuesta. El resultado de esto será una transformación de los deseos pecaminosos en poder espiritual, y descubriremos que algunas de nuestras mayores revelaciones surgirán de estas luchas.
DATE CUENTA DE QUE LA VICTORIA ES POSIBLE
Los siguientes testimonios han sido escritos por personas que han superado hábitos impuros. Cada persona aplicó siete pasos bíblicos de acción. Estos pasos se explicarán en la siguiente sección del material. Ciertos requisitos previos, sin embargo, deben estar en nuestra vida antes de que estos pasos de acción puedan echar raíces y dar fruto. Los identificarás en estos testimonios:
La necesidad de la revelación
“Aunque conocía Romanos 6-8 desde hace años e incluso se lo enseñé a otros, viví toda mi vida en una derrota moral. Luego escuché acerca de los principios de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo, y el Señor me abrió los ojos al camino de la victoria. Ahora tengo completa libertad de las cadenas del pecado”.
La necesidad de identificación
“Durante muchos años he estado luchando con la impureza moral. Aunque leí varios libros sobre tener victoria sobre el pecado, simplemente no pude entenderlo todo. Cuando me di cuenta de que mi poder para superar las presiones y las tentaciones proviene de mi identificación con la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo, finalmente experimenté la victoria sobre el pecado”.
La necesidad de rendición de cuentas
“Yo estaba muy motivado a aprender a vencer los hábitos pecaminosos. Memoricé Romanos 6 y luego medité en estos versículos al menos dos veces al día durante todo el año. Sin embargo, todavía no estaba libre de mi pecado.
Verás, mi vergüenza me impidió confesar el problema a alguien que tuviera autoridad sobre mí. Finalmente, en desesperación, decidí que la liberación era más importante que mi dignidad y confesé mi pecado. Ahora estoy completamente libre de este pecado”.
La promesa de victoria está asegurada en las Escrituras para aquellos que descubren y aplican la verdad de Dios.